RELATO: Te darás cuenta...

Y te darás cuenta... Y te preguntarás de qué. De qué era mejor de lo que pensabas, que tus mañanas iban a ser radiantes y tus noches frías, cálidas. Que estaba ahí sin importarme lo que tuvieses o no, y que si aposté por ti era porque contigo empecé a creer en la magia. Y te darás cuenta de que las estrellas fugaces no pasan a menudo, y que si aparecen no tienes que dejarlas desaparecer; tienes que perseguirlas hasta apoderarte de ellas para que nunca se te escapen de las manos y luego te preguntes porqué. Te darás cuenta que los ángeles hay que cuidarlos porque también necesitan recibir del cuidado, del amor que ellos otorgan a los elegidos, y que si eres uno de ellos agarra todo ese amor y auméntalo, no lo dividas... Un ángel sabrá protegerte más de lo que imaginas si sabes cuidarlo y si desaprovechas la oportunidad buscarán a candidatos mejores que sepan apreciar toda esa luz que irradian de su alma. Y es que sí, te darás cuenta de que con ella estabas a salvo y que apareció en tu vida para llenarte de alegría, de adrenalina proveniente del popurrí de emociones que ibas a experimentar junto a ella. Y que ambos ibais a ser la fusión imperfectamente perfecta. No quisiste descubrirlo pero la realidad es una, y se esconde. Y la realidad es que era la mejor decisión que no te atreviste a tomar. Las anclas, las excusas o vayas a saber tú qué, te lo impidieron... No lo sé. 

Ella se dará cuenta de que su segundo nombre era "magia" y que no todo ser la contiene. Ella para su asombro era una caja de sorpresas... Que era estrella, era ángel, era vida. Se dará cuenta que es asombrosamente estupenda y que es de esas mujeres que aparecen una vez en la vida, y que si no las alcanzas a tiempo nunca te volverás a encontrar en una de estas. Tú no lo sabrás, ella lo sabe. Tú no quisiste saberlo, no te diste la oportunidad y la vida te hará percatarte que su piel no era una piel cualquiera, que sus labios daban los mejores besos porque detrás de ellos estaba la perfecta combinación; dulzura, protección, pasión, cálidez, sensibilidad e intensidad... Que su alma era jodidamente de otro mundo, que sus caricias te atravesaban cada capa de la piel hasta llegar a ti. Que su risa era encantandora y que daba gusto verla con esa alegria que desprendía. Que su mirada te atrapaba, que te estaba hablando, pero no te diste cuenta de nada... Porque no todo el mundo tiene la capacidad de darse cuenta de las cosas a tiempo. Y mucho menos darse cuenta de los pequeños detalles que te estaban indicando que tenías la suerte delante de tus ojos. 




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