RELATO - Mi yo del futuro. La llamada.

Sandra era una chica de unos 22 años, ella era buena pues en su corazón no cabía maldad alguna. Un día estaba en su habitación, preparando la maleta para irse el fin de semana con su familia a la montaña, cuando de repente...

- Hola Sandra. - dijo una voz. 
Sandra se giró para ver quien le estaba hablando, pero para su sorpresa la habitación estaba vacía. Así que pensó que quizás había sido un lapsus y además tampoco había escuchado que la puerta se abriese. Así que siguió con sus tareas y...
- Hola Sandra. - repitió la misteriosa voz.
- Hola...¿Quien eres? Madre mía ¿qué hago hablando sola? Estoy loca... - se contestó a ella misma.
- Sandra, no te asustes, soy yo. Tú yo del futuro. 
- Sí, estoy loca. Sin duda me van a venir bien estos días fuera...
- Que no, tonta, escúchame con atención. Soy tu yo del futuro y vengo para prepararte de una situación algo desagradable que vas a vivir dentro de unos minutos. 
- Gracias, me dejas mucho más tranquila... - respondió Sandra nerviosa, temblando de su propio temor y desconcierto.
 - Sandra, en serio, no te asustes. Te explico, dentro de unos segundos vas a recibir una llamada. Cógela. - le ordenó la misteriosa voz. 

Y así fue como dentro de unos segundos el móvil comenzó a sonar. 

- Ya podrías haber cambiado el tono de llamada, mira que es cutre. No te ofendas, te lo digo porque yo tenía el mismo... Bueno, adelante. - dijo la voz.
- Hola... - cogió Sandra el móvil asustada pero se tranquilizó cuando... - Ah, amor, eres tú.
- No le llames amor, no se lo merece... 
- Hola Sandra. - contestó Robert. 

Para situarnos Robert es la pareja de Sandra, pero sigamos.
- Hola Robert, dime. ¿Qué sucede? - preguntó Sandra.
- Verás Sandra, te llamo para avisarte que al final no podré ir contigo y tu familia este fin de semana.
- ¿Y eso? ¿Qué pasa? - preguntó Sandra preocupada.
- No estoy bien... - contestó Robert.
- Sí que está bien pero no contigo... - le avisaba la inquietante voz.
- Robert, ¿te pasa algo conmigo?
- Bueno... Pf... Tenemos que hablar, pero ya hablaremos. - Robert se disponía a zanjar la llamada.
- Vamos a quedar hoy y hablamos todo lo que tengamos que hablar. - le propuso Sandra.
- No puedo, he quedado con mis amigos. 
- ¿Y no tienes ningún hueco? 
- Sandra, por el amor de dios, eres su novia, no deberías mendigarle un hueco, ni tiempo. Si te quisiera sabría darte prioridad. Así que imponte... - le aconsejó la voz.
- Tienes razón, mi yo del futuro... 
- ¿Qué? - preguntaba Robert que se estaba empezando a perder en la conversación.
- Que digo que no, que vamos a quedar hoy. No me puedes dejar así hasta que tú quieras.
- Que no Sandra, que hoy he quedado con mis amigos. No puedo.
- Será maldito, ya estamos, ya estamos con sus típicas excusas. Esas también me las hacía a mi. - comentaba la voz a lo bajini.
- ¿No puedes o no quieres? - Sandra ya se estaba enfadando.
- Mira, ya me estoy cansando, te lo voy a decir. Te quiere dejar, te está engañando. Te está siendo infiel. - le admitió su yo del futuro.
- ¡Serás hijo de puta! - exclamó Sandra.
- Eh, Sandra, no nos pasemos, porque no quiera quedar hoy contigo no tienes porque faltarme el respeto. - Robert se estaba enfadando.
- Ah, así que es que no quieres... Lo sé todo, Robert. TO-DO. 
- Bueno, Sandra, no puedo hablar tengo que dejarte. - Robert se estaba tensando, quería zanjar la conversación.
- Ya estamos, ya se intenta escaquear, será cobarde " mi yo del pasado". - le dijo la voz.
- No, no te escaques. Me estás engañando, lo sé. Y me quieres dejar porque te sientes culpable, pero optas por la vía fácil porque eres un cobarde. - le argumentó Sandra a su por ese entonces ex pareja. 
- Muy bien mi yo del pasado, lo estás haciendo muy bien. Atenta, ahora te lo va a negar todo. Así que te voy a dar más detalles, te está engañanando con su ex. Así que no hagas lo que hice yo, sé inteligente. - le siguió dando instrucciones la misteriosa y ya tan cercana voz.
- ¿Qué dices Sandra? Es que encima no confías en mi, así se me quitan las ganas de seguir con esto. No confías en mi, y además celosa...
- Sí, Sandra, te está haciendo lo que me hizo, lo que hizo que me sintierá como una mierda. Es hipócrita, y tan cobarde que le dá la vuelta a la tortilla para al final dejarte como la paranoica que tiene toda la culpa... - le seguía explicando la voz. 
- No, Robert, te estás equivocando. Lo sé todo, y sé que estás con tu ex. Qué habéis retomado el contacto y os estáis viendo. - le dijo Sandra a Robert casi con lágrimas en los ojos.
- Sandra, tranquila, estoy contigo. No le des el gusto de que te escuche llorar y ahora date el lugar que no supe darme yo, di todo lo que tu corazón sienta, no temas...
- Robert, me has fallado, pero no quiero fallarme a mi, así que no quiero verte. Lo zanjo aquí, no mereces nada, nada de mi. Y que sepas que te puedes quedar con la mierda de tu ex. Es verdad, hacéis buena pareja, los dos igual de hipócritas y sin saber el concepto de la palabra respeto. Fidelidad no está en vuestro diccionario. Pero ya no quiero nada de ti porque todo lo que venga de ti no puede ser bueno. Y como me respeto, decirte, que te vaya bien, que os vaya bien. Ah y pásatelo muy bien con tus "amigos". Mentiroso.
- Sandra, no, espera, vamos a vernos hoy... - se amansaba Robert.
Ya era tarde, Sandra colgó la llamada. Él la seguía llamando, ella borró su número. 
- Muy bien, estoy orgullosa de ti, lo has hecho muy bien. Y ahora sé fuerte, lo eres, él no te merecía, eras mucha mujer para él. - le terminó de decir la voz.
- Gracias, mi yo del futuro, gracias por aparecer y hacerme ver la realidad en el momento necesario. 
- Quiérete y cuidate. Me marcho. Ya estoy en paz. 
Y dicho esto, la voz dejó de sonar en la cabeza de Sandra pero siempre sonaría en su memoria. Y se quedaría con que gracias a ella cambió el rumbo de las cosas, lo mejor de todo, ganó amor propio al poder apreciar la realidad a tiempo. 

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